sábado, octubre 28, 2006

¡Soy suicidaaaaa!








Artista: O'Connor
Álbum: Estamos Pariendo
Calificación: Cuatro sillas

En la versión griega del mito de la creación, había una especie de Adán (Epimeteo) a quien se le dio por compañera una bellísima fémina, Pandora. El dios Hermes le había encomendado a la minita el cuidado de una vasija de contenido misterioso, que no debería abrir nunca (¿un antecedente mitológico del jarrón de Coppola?). Pero la señorita era curiosa, un buen día decidió abrir la jarra…¡y se armó el despiole! Porque ahí adentro se guardaban todos los males creados por los dioses, que pronto se desparramaron por un mundo hasta aquel entonces pacífico.
Bueno, parece que, a fines de la década del 60, la música también tuvo su propia catástrofe pandoresca. Hasta aquel entonces, casi no existían subdivisiones en el rock, y muchas veces las bandas se atrevían a incursionar en varios géneros al mismo tiempo, felizmente ignorantes a la etiquetación. El mejor ejemplo de esto puede verse en los Beatles, que hacían música étnica hindú (Loving You), cosillas electrónicas (Tomorrow Never Knows) y experimentos proto-noise (Helter Skelter) de manera totalmente natural, y a veces dentro de un mismo álbum. Pero luego, nuevas bandas con ánimos más radicales aparecieron, para tomar un solo espectro del rock y hacerlo su bandera. Por el lado que nos interesa, nacerían el hard rock y el heavy metal, con Zeppelin, Purple y Sabbath, luego vendría la NWOBHM, y a principios de los 80, varios peludos de San Francisco decidirían agregarle velocidad punk al metal clásico para dar a luz el thrash metal, (básicamente, el primer subgénero del heavy metal). De ahí en adelante, el mosaico ganaría en complejidad y nacerían las peleas entre los “pureza de género, aguante el verdadero metal, arghhhh” y los “el metal significa apertura mental, loco, escucho de todo y soy re-experimental”. En fin, Pandora abrió la vasija y todo se fue al carajo.
Claudio O’Connor ha estado de los dos lados del combate. Primero, como vocalista de Hermética, banda insignia por excelencia del heavy nacional (y, hay que decirlo, también, de su ultraortodoxia). Y algo más tarde, como dictador plenipotenciario de O’Connor. Para horror del ala derecha de su fanaticada, Claudio proclamó a los cuatro vientos su amistad con Adrián Dárgelos, comenzó a hurgar en la discoteca de su(s) hijo(s) y flasheó con Alice In Chains y Soundgarden. Y ahora nos trae Estamos Pariendo, un disco lleno de espléndida densidad neosabbathiana, medios tiempos alternosos y baladas que a algunos les caerán como una jarra de fernet puro luego de un tremendo asado en un día de 36 grados.
El costado más estrictamente heavy del álbum no falla en ningún momento. Hay para elegir: el temazo que presta el título a la placa, que es un monstruo con riffs a lo Black Label Society y tremendo estribillo ultrapegadizo; el corte Rock Del Suicida, armado sobre un bajo atonal bien aliceinchainoso (y con una letra baratísima que, de todas formas, me encanta), y 1976, que es la única que sale de la bruma barrosa de pesadas cuerdas para pisar un poco más el acelerador. En una onda semi-reposada, Hasta Ser Libre gana por afano, bien oscura y con Claudito cantando en ese registro grave que los fans de Hermética detestan tanto (y que creo que Mr. O’Connor usa por cuestiones de autoconservación gargantil mas que por razones estilísticas).
¿Y las baladas? He de confesar que tengo una gran debilidad por Deseo (del álbum anterior, El Tiempo Es Tan Pequeño), pero acá no me pasó lo mismo con las dos canciones tiernitas que hay, Algo De Mi (por favor, pongan los discos de Cabezones lejos de Claudio) y Correr y No Volver (no me termina de cerrar la dinámica tranquila-pesada de la cuestión). Pero, mientras que a muchos oyentes estas dos canciones le harán desechar el disco inmediatamente, cual papa caliente, a mi me hace gustar aún mas de él. Simplemente, porque muestran que O’Connor ha desafiado a la catástrofe de Pandora y, lisa y llanamente, le chupa un huevo lo que cualquiera de nosotros pueda pensar. ¡Y eso es actitud, carajo!

lunes, octubre 02, 2006

Mesita de noticias

Rumor Nº 1: Return of the hobbit
Antes de largar la lengua les aviso: lo que viene es un rumor. Si pasa, sería un acontecimiento considerable y yo sería elevada casi al status de una reina, pero si no pasa, mi carrera periodística quedaría mancillada para siempre. Pero he decidido correr el riesgo sólo por ustedes, queridos lectores, por lo que si esto es mentira sería de muy mal gusto que me lo vinieran a reprochar. Yendo al grano, ha comenzado a rodar la noticia de que los ex Black Sabbath Tony Iommi, Geezer Butler y Bill Ward, se reunirían otra vez con Ronnie James Dio para una serie de recitales en festivales europeos el año que viene. Al parecer, por razones legales (¡Sharoooon!), no podrán volver a utilizar el nombre de Black Sabbath, por lo que se bautizarían como Heaven & Hell, el nombre del primer álbum que los de Birmingham grabaron con Dio. Vale recordar que ya había habido comentarios sobre una posible reunión a principios de año, ya que el diminuto italianense grabó una nueva canción con Sabbath con miras a incluirla en un box set de futura edición.

Rumor Nº 2: Mejor que Migré
Un nuevo capítulo acaba de abrirse en la saga familiar de los Cavalera, que no tiene nada que envidiarle a Isaura La Esclava o a cualquiera de esos culebrones brasileños. ¿Recuerdan que hace un tiempo les contaba que Igor había abandonado Sepultura? Bueno, hace algo así como un mes, Cavalera chico subió al escenario a tocar junto con Soulfly, la banda de Cavalera grande, marcando la primera vez que compartían el escenario en diez años. El emotivo encuentro fue en el festival D-Low Memorial, que organiza Max todos los años en honor a Dana Wells, su hijastro fallecido en 1996. Obviamente, las esperanzas sobre una posible reunión de Sepultura se encendieron en miles de fanáticos, y hace un par de semanas, otro rumor agregó más elementos a la trama. Parece que Igor ha llegado a un arreglo con el resto de los miembros de Sepultura para que dejen de utilizar el nombre una vez finalizada la gira que los tiene ocupados. ¿Reformará Igor a la banda junto con Max? ¿Se unirá el batero a Soulfly y rebautizarán como Sepultura al grupo? ¡No se pierdan el próximo capítulo de este drama apasionante!

¿Senilidad o genialidad? Ustedes deciden
Bueno, parece que acabo de descubrir de donde sacó Ozzy esas pastillas que lo ponen coherente. Al parecer, se las afanó a Rob Halford, aprovechando que el pelado estaba distraído mirando en la tele un desfile de lo último en accesorios de cuero. Lo digo porque solo una persona privada de su medicación puede tener una idea como la que acaba de tener la gente de Judas Priest: componer un álbum conceptual basado en la vida de Nostradamus, el profeta francés del siglo XVI (ocurrencia que, además de limada, es poco original, ya la hizo Haggard en su álbum Eppur Si Muove). Y no solo eso, sino que según palabras del mismo Halford, el álbum tendrá muchos elementos sinfónicos, cuerdas y coros masivos. Por lo que se ve, esta es una de esas cosas que pueden resultar sublimes o mortalmente desastrosas (sin punto medio) así que roguemos porque Ozzy se vuelva a quedar dormido por ahí para que el pelado pueda recuperar sus pastillas y la cosa se encamine bien.

Combate de pesos pesados
Una de las bandas con más masa corporal combinada del mundo musical se prepara para hacer su regreso al disco luego de tres años. Así es, amiguitos, los Deftones, pioneros del nü metal (y una de las pocas bandas que sobrevivió al movimiento con estilo) editarán un nuevo álbum, titulado Saturday Night Wrist, el 31 de octubre. Pero, al parecer, el grupo estuvo a punto de separarse durante el proceso de grabación y los pibes ni siquiera tuvieron la visión comercial de documentarlo en beneficio de nuestra diversión morbosa, como hizo Metallica con Some Kind Of Monster. En este sentido, Deftones trabajó con la friolera de ¡cuatro! productores diferentes, empezando por Dan “The Automator” Nakamura, y siguiendo con Bob Ezrin (quien grabó casi todas las pistas instrumentales), Terry Date y Shaun Lopez. Al parecer, el culpable de tantas idas y venidas fue el vocalista, Chino Moreno, quien no terminaba de estar contento con ninguno de los productores (de hecho, Bob Ezrin lo puteó públicamente diciendo que era imposible laburar con él). ¡Y después dicen que al metal le faltan divas, caramba!.

sábado, septiembre 09, 2006

The real thing








Artista: Motörhead
Álbum: Kiss Of Death
Calificación: Cuatro sillas

Todo metalero/hardrockero ama a Lemmy. Eso es una verdad establecida, casi diría que un dogma. Y en realidad, si lo pensamos un poco…¡deberíamos odiarlo! El tipo es con seguridad una de las personas más desagradables a la vista que existen en el mundo musical, y sin embargo, consigue más minas que cualquier galancito de Hollywood. Ha tomado todas las botellas de dudoso líquido que se le han puesto delante, se ha inyectado, esnifado y tragado todas las sustancias imaginables y, así y todo, ya ha pasado los 60 y sigue manejando por el carril de alta velocidad de la vida. A una edad (19 años) en la que nosotros asomábamos tímidamente la nariz a una gris vida laboral y/o universitaria, cual cachorros asustados, él era ¡¡plomo de Hendrix!! Y, sin embargo, en vez de dedicarle una verde y purulenta envidia, caemos de rodillas ante el tipo, llenos de religiosa adoración. ¿Saben por qué? Porque nos damos cuenta de que él está por encima de nosotros, simples mortales. De que es el equivalente moderno, reventado y rockero de aquellos antiguos héroes griegos, y de que ninguno de nosotros, por más que lo intente toda la vida, podrá llegarle aunque sea a la uña del dedo chiquito del pie. Lemmy no es uno de los representantes más acabados de lo que significa el rock, Lemmy ES el rock. Y cualquier otra persona que pretenda alcanzar semejante status de estampita se merece simplemente ser destruido por un divino rayo lanzado desde su bajo Rickenbacker.
Y, para agregar otro salmo a nuestro sagrado libro, llega el nuevo álbum de Motörhead, Kiss Of Death. Siendo liderada por un semidiós, la banda hace rato que se dio cuenta de que puede darse el lujo de no arriesgar ni una pizca y, aun así, pasarle el trapo con amplia (y créanme…muy amplia) comodidad a varios grupos más jóvenes. Para ponerlo clarito y directo: ¿Buscan algo nuevo? I'm sorry, pero no lo van a encontrar ¿Buscan algo poderoso, excitante, crudo y ultra enérgico? Entonces…bienvenidos al auténtico desmadre, la puerta está más que abierta. Pasen tranquilos, límpiense los pies en el felpudo, pero estén atentos a la piña porque Sucker, la canción que abre el álbum, les va a bajar unos cuantos dientes (marche un excelente felicitado para el batero Mikkey Dee).
Si la mandíbula les quedó un tanto descoyuntada, no se preocupen. El costado partuzero de Motörhead también está ampliamente representado en Kiss Of Death, y les va a hacer olvidar un poco el dolor a fuerza de rock duro de alta concentración etílica. Primero, Lemmy vendrá a contarles sus historias de una noche en One Night Stand (mientras Phil Campbell suena como una cruza entre Angus Young y Zakk Wylde); y luego, una dulce “amiguita” del viejo Kilmister les curará todos los huesos rotos en Christine.
Y para que vean que no todo es fiesta-fiesta en la vida del viejo, justo en la mitad del álbum aparece God Was Never On Your Side, una tremenda balada épica con intro acústica, en la que Lemmy parece repentinamente transformado en Johnny Cash. La canción sonaría bárbara como fondo de una escena de batalla en una peli de guerra, mientras los soldados caen, lloran y sufren al ritmo de los riffs bombásticos y la sutil pero grandiosa orquestación. La letra no se queda atrás, ofreciendo una desencantada y más que lúcida visión sobre la inexistencia de Dios (y el viejo de esto sabe, basta recordar Orgasmatron, una de las líricas más inteligentes que ha dado el rock sobre los sistemas religiosos). Y, aunque me niego a creer que Lemmy tenga lo que nosotros, gente común, llamamos un “mal día”, el contraste que ofrece la canción con el resto del disco no hace más que afirmar la sensación de que, como diría Mike Patton, Lemmy y Motörhead son “the real thing”. Y, entre tanto plástico barato que anda dando vueltas por ahí, está bárbaro recordar como suena la autenticidad de vez en cuando.

viernes, septiembre 01, 2006

Cállense y hagan headbanging








Artista: Slayer
Álbum: Christ Illusion
Calificación: Cuatro sillas y media

Ya sé que la mayoría de las bandas “se deben a su público”, pero…¡qué criaturitas insoportables somos los fans! Si un grupo se mantiene fiel a su sonido durante mucho tiempo, muchos dirán “ahhh noooo, a mi ya no me gustan porque aburren y no se arriesgan nunca”. Y si una banda hace un cambio estilístico, llueven los gritos de “¡¡¡¡vendidos!!!”. Dicho esto, nunca entendí por qué, luego del lanzamiento de Diabolus In Musica y God Hates Us All, cierto porcentaje de los fans de Slayer salieron a declarar con total convicción que el grupo se había vuelto “nü metal”. Es obvio que ninguno de los dos discos repitió el infierno thrash de Reign In Blood, pero si mal no recuerdo, Tom Araya no se entregó a las rimas raperas, las letras de Kerry King no mostraban el menor signo de angustia existencial, y ni él ni Jeff Hanneman decidieron pasarse a las violas de siete cuerdas. ¿Qué mente retorcida puede relacionar a Slayer con Limp Bizkit? ¿Estoy TAN equivocada cuando pienso que Slayer es una de las pocas bandas que ha sabido dominar el difícil arte de darle pequeñas vueltas de tuerca a su estilo manteniéndose lo más cerca posible a la propuesta originaria?
Pero lo que sí faltaba en aquellos dos álbumes, a mi juicio, era un poco más de instinto asesino. Si bien el grupo seguía pesado hasta la médula (aunque de una manera menos thrash metal), parecía más una banda organizada de atildados homicidas a sueldo que una feroz pandilla de sanguinarios serial killers. Muchos se aventuraron a decir que todo se debía a la ausencia de su baterista original, el monstruo mítico del doble pedal, Dave Lombardo. Pero, ante estos comentarios, yo siempre chasqueaba la lengua, tiraba los ojitos para atrás y decía “naaaaahhhh, no hay forma que la falta de un simple y humilde músico pueda hacer tanta diferencia”.
Cual sería mi sorpresa cuando escuché por primera vez lo nuevo de Slayer, Christ Illusion. De repente, mi lengua volvió a reposar calma en el piso de la boca, mientras mis pupilas volvían a su posición normal. ¡Que lo parió! ¡Era verdad! El retorno de Lombardo había producido en la banda el mismo efecto que una gota de sangre cayendo enfrente de una manada de tiburones. Había convertido a un grupo de cansados animalejos carnívoros en una horda de bestias ávidas de carne.
Pero ojo, tampoco da como para poner todo el peso del éxito sobre los cubanos hombros del batero. Hace mucho (creo que desde Divine Intervention) que no apreciaba tanto equilibrio compositivo en un álbum de Slayer. El costado denso y retorcido brilla en Eyes Of The Insane y Black Serenade, mientras que la insanía hardcore-thrash más directa explota en Flesh Storm y Consfearacy. Pero creo que lo mejor del disco se encuentra justamente cuando ambos extremos se juntan, y Slayer demuestra su maestría en la tarea de apilar cambios de marcha. En este sentido, toda la banda se luce en Supremist: King y Hanneman dan cátedra de riff, Araya aúlla como un poseso y Lombardo hace sospechar de su condición de ser humano. Y Jihad es otra deliciosa porción de variedad rítmica, con un tempo quebrado que estalla en el paso marcial del estribillo y una letra tan abiertamente provocativa (habla de los ataques terroristas del 11/9 desde el punto de vista musulmán) que da gusto pensar como los fundamentalistas yanquis se retuercen al escucharla. De todos modos, la persona que a esta altura sea lo suficientemente idiota como para tomarse literalmente la lírica de Slayer se merece más que un disgusto. No es difícil adivinar que detrás de los “666”, “viva Satán” y “la religión es violación” salpicados en las letras de Christ Illusion se esconde una abierta condena a los cultos masivos como responsables subconscientes (y no tanto) de los conflictos bélicos mundiales. Como pueden ver, la cuestión viene brutal, vertiginosa y hasta madura ¿Qué más quieren, fans gataflorescos? Si alguien se atreve a mencionar la palabra “nü metal” después de escuchar este álbum, espero que la venganza divina les traiga una calvicie tan fulminante como la del mismísimo Kerry King.

viernes, agosto 18, 2006

Mesita de noticias

¡El abuelo encontró las pastillas!
¿Se acuerdan que, hace mucho, y mientras me llenaba la boca del dulce sabor que implica hablar de Zakk Wylde, les conté que el violero de mis sueños estaba preparando música nueva con Ozzy?. Bueno, ahora hay algunos datitos más sobre el futuro lanzamiento de The Prince Of Fucking Darkness. Como ya anticipé, Ozzy estaría trabajando en material no solo para un álbum, sino para dos. Pero, según sus propias palabras, “no quiero lanzar un álbum si no pienso que va a ser buenísimo. Generalmente, siempre escribo pensando primero en si me va gustando a mí, y después decido si puede o no gustarle al resto del mundo”. ¡Epa! ¿Qué le pasó? ¡Tuvo un lapsus de coherencia!. Nuestro adorado Gordo no ha querido soltar prenda sobre las canciones nuevas, ni sobre una posible fecha de lanzamiento, pero su esposa y manager Sharon buchoneó… ehhh…digo…reveló que probablemente el primero de los dos discos sería editado en el mes de febrero del 2007.



Lo que puede hacer una mujer despechada
Luego de tres años, durante los cuales todos pensamos que Diosito había escuchado nuestras súplicas, y que la banda estaba muertísima, Evanescence resucitó (¡maldición!) y editará un nuevo álbum el día 3 de octubre. El disco en cuestión se llamará The Open Door (acá pueden ver el arte de tapa), y el primer single será Call Me When You´re Sober (“Llamame cuando estés sobrio”, título que es seguramente autobiográfico considerando que Shaun Morgan, líder de Seether y novio de la vocalista Amy Lee, entró a rehabilitación hace un mes). Según la niña, el disco es al mismo tiempo divertido, sexy, oscuro y épico (parece que tiró la chancleta en serio). De todos modos, Evanescence parece aún perseguido por el mal karma: Amy Lee está enredada en una demanda contra su ex manager por negligencia profesional y acoso sexual y el guitarrista de la banda, Terry Balsamo, sufrió un aneurisma hace un tiempo, aunque ahora está totalmente recuperado. Yo que él, me alejaría del lado de esa mina lo más rápido posible.



My name is Cornell, Chris Cornell
Si bien, como ya hemos comentado, el nuevo álbum de Audioslave, Revelations, ya está en camino, ciertos rumores han comenzado a hablar de momentos tensos dentro de la banda, llegando incluso a darla por kaput. Si bien la banda ha negado estas malas lenguas, lo cierto es que los planes de Chris Cornell para los próximos meses se parecen mucho a la agenda de un recién separado. En principio, Chris le pondrá la voz a You Know My Name, la canción principal de la nueva película de James Bond, Casino Royale. No solo eso, sino que además está preparando canciones para su segundo álbum solista (el primero, Euphoria Morning, fue editado en 1999), que saldría a principios del año que viene. No sé ustedes, pero yo voto por que Audioslave se separe y todos vuelvan a sus bandas originales. El primer disco estuvo bueno, pero creo que la banda no puede evitar ser un matrimonio por conveniencia (económica, obviamente). Si…se ven bien juntos y todo eso, pero se nota que se mueren de aburrimiento al momento de cerrar la puerta del dormitorio.



Uno que se rapó y NO es sexy
Sinceridad ante todo: yo detesto sobremanera a Billy Corgan. Me gustan algunas cosas de Smashing Pumpkins, pero el pelado siempre me pareció presuntuoso y sumamente creído. De todas formas, me debo a mi labor de informadora, así que les cuento que la reunión ultrasecreta de las Calabazas Golpeadoras ha dado el paso definitivo hacia su oficialización. Corgan y el baterista original de los Pumpkins, el drogón Jimmy Chamberlin, han entrado a un estudio para grabar lo que será el primer álbum de la banda desde Machina: The Machines Of God. En principio, solo los dos están en el estudio, pero no es nada nuevo, ya que el pelado siempre fue tan perfeccionista que gusta de grabar él solito todo menos la batería. Habrá que esperar hasta la gira para ver si el guitarrista James Iha y la bajista D’Arcy Wretzky (o su reemplazante en Machina, Melissa Auf Der Maur) también serán de la partida. ¿Volverán a aparecer en los Simpsons? No lo se…aunque ya que estamos, Metallica apareció en el primer capítulo de la nueva temporada de la serie. Si quieren verlos en formato simpsoniano, aquí pueden hacerlo.

lunes, agosto 07, 2006

¡Vade retro, Satanás!








Artista: Stone Sour
Álbum: Come What(ever) May
Calificación: Tres sillas y media

La experiencia indica que, cuando un músico funda un proyecto paralelo, siempre busca ventilar aspectos de su personalidad que no puede expresar en su banda principal. Valgan, como ejemplo, dos casos-piloto que que paso a analizar.
Phil Anselmo: vocalista de Pantera y cabeza visible de Down, la mejor banda paralela que ha alumbrado el rock (ahora, su grupo a tiempo completo). Exponente metalero del cabeza cuadrada yanqui, siempre hace gala de su actitud de “si me mirás mal, ligás”. Pero en Down no solo mostró su amor por la densidad retro y por las dulces hojas, sino que también se animó a desnudar su alma en letras confesionales. Diagnóstico: el típico duro de corazón vulnerable (algo que, de paso, ayuda a conseguir chicas).
Josh Homme: pelirrojo y adorable líder de Queens Of The Stone Age. Generalmente, gusta de jugar a la estrella desquiciada. Sin embargo, en Eagles Of Death Metal se limita a sentarse calladito en la banca de baterista para dejarle el protagonismo a Jesse Hughes (al parecer, Josh formó la banda para que Hughes se sintiera mejor luego de un divorcio traumático). Diagnóstico: no solo es un caso evidente del tímido que se hace el payaso para llamar la atención, sino que también es un buen amigo.
El paciente que nos ocupa ahora es Corey Taylor, el hiperactivo cantante de Slipknot, quien nos trae Come What(ever) May, el segundo álbum de su proyecto paralelo, Stone Sour (donde también milita otro integrante de los enmascarados, el guitarrista Jim Root).
Nunca entendí porque el “núcleo duro” del público metalero desprecia a Slipknot. Más allá del exceso que implica tener nueve miembros en una banda (¿hace falta, che?) y de la cuestión de las mascaritas, la banda siempre me pareció desbordadamente brutal y extremadamente anticonvencional al momento de componer. Pero al mismo tiempo entiendo su éxito comercial, ya que Slipknot siempre tuvo cierta inclinación a esconder una dosis de accesibilidad melódica debajo del estruendoso batifondo de tambores de metal. Y, después de escuchar Come What(ever) May, puedo asegurar que los responsables son Corey Taylor y Jim Root.
El álbum comienza de excelente manera, con 30/30-150, que atropella como un tren a toda máquina y te deja lo suficientemente inconsciente para que te rindas a un estribillo desvergonzadamente coreable. Cuando la escuché por primera vez, luché con uñas y dientes para evitar ser arrastrada por el maldito coro. Pero mientras gritaba “noooooo…maldicioooon” con todas mis fuerzas, les juro que no pude, no pude, NO PUDE resistirlo. Las dos canciones que le siguen (el tema que le da título al álbum, más Hell & Consequences) no hacen más que atraerte más y más adentro de las arenas movedizas. Sillyworld termina de hundirte, con un interesantísimo intercambio entre acústico y pesado que sonaría perfecto en una escena épico-romántica de cualquier capítulo de Smallville (hasta casi me imaginé a Lana Lang cortándole el rostro por enésima vez al pobre Clark).
Obvio que Come What(ever) May también tiene varias fallas que evitaron que me sintiera totalmente avergonzada, como la mayoría de las letras de Taylor (que, al parecer, aprendió en la escuela Andrés Calamaro de Rimas Forzadas y Ridículas) y las baladitas que aparecen en la segunda mitad, Through Glass y Zzyxz Rd. (que, literalmente, chorrean miel). Mi diagnóstico es que Corey Taylor es un peligroso psicópata, con una oculta sed de fama que, seguramente, canta al frente del espejo del baño haciendo gestos exagerados. En fin, si quieren conservar su fachada dura, ni se acerquen a este disco. Pero si están lo suficientemente despojados de prejuicios, denle para adelante. Después de todo, nunca viene mal otro esqueleto en el placard.

domingo, julio 23, 2006

Mesita de noticias

Porque me place
Ya se que habían dicho que se iban a retirar y todo eso…pero los doncellos de hierro no sólo no se han convertido en amos de casa, sino que están a punto de editar un nuevo álbum, A Matter Of Life And Death, que estará en los estantes el 28 de agosto en Europa, y a principios de septiembre en Estados Unidos. Y como ellos son completamente conscientes de que su status les permite hacer lo que se les de la regalada gana, el single va a ser un épico de más de siete minutos (parece que el álbum en general viene con intención grandiosa). La canción en cuestión se llama The Reincarnation Of Benjamin Breeg, y si tienen ganas de bancarse los siete minutillos en cuestión, pueden ver el video aquí. Según un comentario de la revista Kerrang, el tema “comienza con una introducción ominosa antes de explotar en un riff aplastante, casi zeppeliniano, y un estribillo poderoso y emotivo”. Casi da miedo ¿no?. ¿A que no se animan a pulsar el link, eh?


El primer trabajador
Mi motoquero favorito, Zakk Wylde (esperen que me seco la saliva), se encuentra totalmente abocado a seguir el peligroso camino hacia un sourmenage. No solo está componiendo DOS discos con su comandante en jefe Ozzy y girando con el Ozzfest, sino que también se está preparando para el lanzamiento del nuevo álbum de la banda que lo tiene como líder, Black Label Society. El disquillo en cuestión se llamará Shot To Hell, será editado el 12 de septiembre, y tendrá como primer single a la canción Concrete Jungle (nombre cliché si los hay, pero así es Zakk y lo queremos tal cual es). Si gustan, aquí pueden pegarle un orejazo a otro temita, Black Mass Reverends Y por si se están preguntando, eso que está acá al ladito es el arte de tapa (aquí pueden verlo más grande). Muchos están convencidos de que es una joda. Yo por momentos pienso que es genial, y por momentos pienso que es un reverendo bodrio.


¿El diablo también es argentino?
Mientras mi billetera se lanza a un llanto desgarrador y descontrolado, les cuento que hay fuertes rumores acerca de una visita de Slayer a Argentina para el mes de septiembre. Antes de que corten de repente el consumo de cigarrillos, las salidas nocturnas y otros vicios con el fin de ahorrar, aclaro que aun no hay confirmación oficial sobre el asunto. De todos modos, el tour sudamericano tentativo sería más o menos así:
1, 2, 3 y 6 de septiembre: Brasil
9 de septiembre: Chile
12 y 13 de septiembre: Argentina
15 de septiembre: Colombia
17 de septiembre: Venezuela
21, 23, 24 y 25 de septiembre: México
Yo solamente espero que el hecho de que haya dos fechas en Argentina signifique que una va a ser en Córdoba. Total...soñar es gratis.


Colorado for president
Por más que muchos no lo admitan, Megadeth ha ganado con creces la batalla moral contra Metallica. Más allá de que el colorado Mustaine se quedó solo en la vida y tuvo que rehacer su banda desde cero, The System Has Failed le pisó la cabeza a St. Anger cual bota militar. Y ahora, sabiendo que Metallica editará disco el año que viene, colorete va por más, y ya se encuentra metido a full en la grabación de su nuevo álbum. El vástago tiene como nombre tentativo United Abominations, y todavía no hay fecha de salida. Mientras tanto, Mustaine está a punto de lanzar la segunda edición del Gigantour (la gira que lo tiene como factótum principal), ha anunciado sus intenciones de volver a Sudamérica el año que viene, y parece que (esta vez en serio) se viene la edición del disco en vivo en Argentina, grabado durante esa gloriosa noche en el Pepsi Music en la cual casi me dejan sin costillas.

sábado, julio 15, 2006

Rock con fecha de vencimiento








Artista: Artimus Pyledriver
Album: Artimus Pyledriver
Calificación: Tres sillas

Parece que la cuestión retro está pegando fuerte en el underground metalero. Ojo, puede ser que yo, de pura dormida, no me haya dado cuenta antes. O que sea una especie de imán vintage, que atrae todos los álbumes que tomen prestado algo de los 70. Sea como sea, otro nuevo producto setentoso acaba de aterrizar en mi compactera, creándome serias sospechas sobre el robo de secretos científicos australianos. La pregunta que me carcome es: ¿Algún espía descontento habrá afanado y vendido a los yanquis los planos de la máquina clonadora creadora de Wolfmother?
Esta vez, el engendro ha nacido en Atlanta, y responde al nombre de Artimus Pyledriver. Ya el hecho de que la banda esté bautizada en honor al viejo Artimus Pyle, baterista de los grandes héroes rednecks Lynyrd Skynyrd, dice bastante. El revival, esta vez, viene por el lado de los sonidos del southern rock, y suena perfecto para ser escuchado en el stereo de un hot rod símil-General Lee (para los que no sepan que coño es el General Lee, les cuento que es el auto pintado con la bandera sureña – la misma que aparece en la tapa del disco de Rebel Meets Rebel, miren mas abajo manga de vagos - en el cual se manejaban los Dukes de Hazzard, hermanitos tejanos de la tele que gustaban de las peleas con la ley)
Ya desde la primera escucha, el recelo atenazó mi corazón como un ominoso iceberg. Y el principal culpable es el vocalista Dave Slocum, quien…bueno…en fin…suena como demasiado parecido a Brian Johnson (lease: le afana tremendamente a Brian Johnson). Pero decidí seguir adelante con actitud menos hitlerista, y descubrí que el resto de la impronta musical de Artimus Pyledriver se las arregla bastante bien para escapar a la etiquetación. Y no porque sea particularmente elaborada, sino porque se nota que los muchachos saben hacer un uso equilibrado de sus influencias (evidentemente variadas), de modo que el resultado se parece menos a una colcha de retazos y más a un espeso daiquiri hecho en una licuadora que funciona bien.
Más allá de los evidentes coqueteos con los sonidos del sur en los punteos de steel guitar que introducen High Life, y en el cencerro que marca el ritmo de Up The Creek, el hard rock sucio y sin concesiones de Swamp Devil y Dixie Fight Song es el que da mejores resultados. Estas dos canciones definitivamente compiten para ver cual de las dos tiene el riff mas deliciosamente infeccioso de todo el disco, aunque ambas estructuras guitarrísticas te den ganas de tirar tu propia viola por la ventana, pensando que seguramente fueron pensadas en no más de dos minutos y así y todo funcionan mil veces mejor que el yeite de cuatro notas que te llevó una semana entera componer.
De todos modos, el álbum tiene una gran debilidad, y es el hecho de que se empeña demasiado en encontrarle una vuelta de tuerca a la fórmula stoner tradicional, algo que ya ha sido hecho antes y con resultados más memorables (ya sea por monstruos mitológicos como Corrosion Of Conformity o por gente más pequeña y humilde como Alabama Thunderpussy). Esto no quiere decir que Artimus Pyledriver sea una mala banda y, a diferencia del aroma plástico de los Wolfmother, impactan como más auténticos, coherentes y viscerales. Pero así como les puedo asegurar que este álbum alegraría con creces cualquier fiesta cervezal, también estoy convencida de que, cuando se despierten a la mañana siguiente, en una cama ajena, con regusto rancio en la boca, y abrazados a alguien del sexo opuesto (que obviamente no tienen idea de cómo llegó ahí), probablemente ya ni se acuerden de que Artimus Pyledriver animó el jolgorio la noche anterior.

sábado, junio 24, 2006

Mesita de noticias

Amiguitos, denle la bienvenida a esta nueva sección de La Silla Enojada. Además de críticas limadas, ahora también van a poder encontrar aquí las últimas noticias sobre el mundo de la música pesada. ¡Enjoy!


¿No son un amor?
Luego de cinco años de espera, Slayer vuelve con una nueva dosis de ternura para todos. El pedacito de alegría se llamará Christ Illusion, llegará a este mundo el día 8 de agosto, y marca el regreso triunfal al cálido seno de Slayer de su baterista original, el rey del doble bombo, Dave Lombardo. El arte de tapa, realizado por Larry Carroll (quien ya trabajó con la banda para Reign In Blood, South Of Heaven y Seasons in The Abyss) muestra un Cristo mutilado, sumergido en un mar de sangre en el que flotan cabezas decapitadas…una dulzura total, ¿no? (si quieren chequear mas en detalle el dibujito en cuestión, pueden verlo aca). Los que estén interesados en escuchar Cult, la canción que será el single de Christ Illusion, pueden ingresar a la página oficial de Slayer (como la crítica pionera que soy, yo ya he decidido ponerle a la canción un rating de cuatro sillas).



Igor no more
Para todos los que pensaban que Sepultura dejó de existir luego de la partida de Max Cavalera, les cuento que ahora pueden sentirse aún más cerca de firmar la partida de defunción de la banda, ya que su baterista, Igor Cavalera, ha decidido también saltar del barco a medio hundir. En el anuncio, hecho público el 12 de junio, Igor afirma que “la formación actual del grupo no está más a la altura de mis expectativas tanto musicales como personales”(que es mas o menos la forma cortés de decir “mis compañeros son todos una manga de idiotas sin talento y me cansé que a nuestros discos les vaya como el carajo”). ¿Se vendrá ahora la reconciliación novelesca, con lágrimas y todo, entre Igor y Max?



¡La hora, referí!
Con el partido empatado 1 a 1 (esto es: con un álbum bastante bueno y otro medio aburridito), Audioslave ha decidido salir de atrás de la cancha a probar un nuevo contraataque. El 5 de septiembre es la fecha elegida para el lanzamiento del tercer álbum de los esclavos del audio, que estará titulado Revelations. En caso de que pregunten si hay que apostar a que la banda anota un poroto con el disco o no, les digo que el guitarrista Tom Morello (uno de los que se rapó para parecer sexy), definió al álbum como “una mezcla entre Led Zeppelin y Earth Wind And Fire”. Si muchos abrieron la boca y los ojos bien grandes, mientras decían “¡cualquiera!”, los entiendo. Yo de todas formas, hice más que eso: comencé a tirarme frenéticamente de los pelos, mientras corría en círculos y pensaba como carajo hago para contactar a Zack de la Rocha para que venga y arregle todo.



Un canto de esperanza
Que Lemmy todavía siga viviendo es todo un milagro de la naturaleza. Y encima no solo sigue vivo, sino que el viejo aún sigue sacando discos. Motörhead acaba de revelar que su nuevo álbum, Kiss Of Death, saldrá a la venta el día 29 de agosto. Lemmy ya estrenó una canción del nuevo disco, titulada Kingdom Of The Worm, durante una aparición en el programa de radio del ex Sex Pistols Steve Jones. Mientras tanto, el pasado 15 de junio, el abuelito subió al escenario con Metallica en Austria para patear traseros con una versión de Damage Case. Y encima, se dio el lujo de aparecer en un informe de la revista Maxim sobre las leyendas vivientes del sexo, algo que seguramente le dará muchas esperanzas a todos los viejos baqueteados, con el hígado muerto y con verrugas enormes en la cara. ¡Ustedes también pueden!

martes, junio 13, 2006

No se metan con el nono








Artista: Ministry
Álbum: Rio Grande Blood
Calificación: Tres sillas y media

Cuando cualquier espécimen del género humano se va poniendo viejo, comienza a darse cuenta (tarde) que ha desperdiciado sus años de juventud y que el tren lo dejó atrás hace un buen rato. Entonces, indefectiblemente, le agarra una especie de pelotudez desesperada. Las minas comienzan a vestirse como sus hijas y experimentan una tremenda y ridícula regresión a la edad adolescente (recurriendo incluso al bisturí, si el bolsillo lo permite). Los hombres, por su parte, se compran autos nuevos y comienzan a perseguir pendejas con babosidad patética.
Pero hay unos pocos que logran escapar al esquema, y uno de ellos parece ser Al Jourgensen, el dictador máximo de Ministry. A medida que se acerca a los 50, es como que se le van quemando feo los fusibles y, en vez de volverse un viejo verde y metrosexual, se ha vuelto un tipo temiblemente furioso, casi como el abuelo cuando no toma las pastillas.
Por segunda vez (la anterior había sido con Houses Of The Molé), el blanco de la cólera del veterano Al es otro viejo (pero para nada copado), el culo que calienta la silla del Despacho Oval, George Doblevé Arbusto. A los que no gusten de las bandas que hacen diatriba política, les aconsejo mantenerse lo más lejos posible de Rio Grande Blood, ya que el objetivo letrístico del álbum es convertirse en una especie de metralla verbal incansable, que dispara un insulto tras otro hacia la figura del jefe de estado yanqui y hacia todo lo que parezca sagrado al orgullo norteamericano.
Y el envoltorio musical es aún mas violento. Los Ministry drogados hasta las manos que escribieron discos alucinógenos y neblinosos como Filth Pig y Dark Side Of The Spoon ahora han decidido que no se puede atacar a Bush Jr. si no es con las mismísimas armas de destrucción masiva que tanto parece odiar. Y han dado a luz un álbum que seguramente (al menos según mi interpretación altamente autorizada) encierra en sus ritmos y ejecuciones instrumentales algunas metáforas de cómo les gustaría devolverle a Mr. Arbusto todo el desastre que ha desparramado por el mundo.
En Señor Peligro, por ejemplo, la brutalidad comienza en la apertura misma, con un ritmo thrash que, creo adivinar, imita los sonidos de repetidos puñetazos en el estómago de Georgie; mientras que el doble pedal en The Great Satan está diseñado para ser tocado directamente usando las nalgas del presi como tambores. Este no es un disco bonito ni fácil de escuchar, las guitarras suenan tan gentiles como un papel de lija, los samples agregan aún más leña al incendio (es genial la voz del milico limado en Gangreen) y la voz distorsionada del abuelo Al hasta casi llega a dar un poco de miedito. Pero todo esta tan magníficamente concebido en servicio de la ira que a uno no le queda más remedio que dejarse arrastrar por la catarsis. Si en el nuevo álbum de Pearl Jam el mensaje a Bush era un moderado “resistimos porque todavía estamos vivos”, con Rio Grande Blood Ministry más bien dice “al carajo con todo esto…me va a ser difícil matarte pero lo voy a hacer, aunque me vaya al infierno con vos”.
Y para los que digan que la jugada de Ministry es oportunista, voy a decirles que Houses Of The Molé (primera parte del ataque) data del 2004 y que, por lo tanto, salió en pleno momento de popularidad bushista (y antes incluso que otras protestas musicales al gobierno, como el American Idiot de Green Day). Es una pena que, hace poco, Al haya anunciado que, si bien ya está en preparación la tercera y última parte de esta especie de trilogía, ese álbum futuro va a ser el último de Ministry como banda. Que macana….justo cuando empezábamos a convencernos de que ponerse viejo también podía ser cool.

domingo, junio 04, 2006

Un hermoso Frankenstein







Artista: Wolfmother
Album: Wolfmother
Calificacion: Tres sillas

A través de mi amistad con ciertos encumbrados espías del alto mando alemán, hace unos meses tuve conocimiento de los oscuros planes que tramaban algunos elementos de la escena musical australiana. Al parecer, un pequeño grupo de inteligentes ex-músicos devenidos en científicos, ansiosos por un revival del “verdadero” rock (aquel de los gloriosos 70), inventaron una especie de máquina clonadora (no me pregunten como…es demasiado complicado de explicar y no estoy segura que lo entiendan) con el fin de dar a luz una banda heredera de los héroes setenteros que volviera a poner a Australia en el mapa.
El primer intento fue bastante desastroso. No se sabe bien si los científicos pifiaron en algo, o si uno de los donantes de células era un careta encubierto que quiso sabotear el proyecto, pero la primera banda en salir de la máquina fue Jet. Más allá de poner un hit en las pantallas de MTV (del cual, gracias a Dios, no recuerdo el nombre) y a pesar de su uso indiscriminado de remeritas de AC/DC, los jóvenes clones no pudieron ocultar su fachada artificial, y fueron rápida y silenciosamente eliminados de la faz de la Tierra.
Pero los alocados hombres de ciencia aprendieron de su error y, luego de un arduo y controlado proceso, lograron crear a Wolfmother. Y, así como adoro las hamburguesas de McDonalds aunque esté totalmente consciente de que están hechas de plástico, el autotitulado álbum de los mesías musicales australianos es un deleite total, más allá del pequeño regusto a producto industrial.
Sin duda los padres de la criatura no dejaron a ninguna leyenda de los 70 afuera de la licuadora de genes, y la mezcla resultó tan descuidada y enquilombada como encantadora. El donante número 1, Tony Iommi, presta los riffs mastodónticos de Black Sabbath en Colossal, que al mismo tiempo tiene una letra deliciosamente mística-cursi bien a lo Yes (o a lo Spinal Tap, ustedes decidan). Además, Woman está escrita y cantada directamente desde la mente de Robert Plant, hay varias apariciones del viejo y querido órgano Hammond, y hasta la flauta traversa marca registrada de Jethro Tull se hace presente en Witchcraft. Los tipos definitivamente no dejaron ni un solo vinilo afuera del chequeo.
Y para que el disco no sonara como una porción de torta de casamiento rancia guardada como recuerdo, los clonadores les dieron libertad a los juveniles miembros de Wolfmother para que agregaran algo de sus influencias más retro-modernas. Así, Apple Tree tiene bastante del estilo espástico de los White Stripes, y todo el disco respira el suficiente aire a stoner rock como para sonar fresco (casi como cuando rescatamos una prenda adolescente de nuestro placard y la usamos diciéndole a nuestros amiguitos que es “vintage”, no “vieja”).
Y, más alla del éxito musical, parece que los científicos ex-músicos están a punto de ser condecorados como héroes nacionales de Australia, ya que Wolfmother ha logrado convertirse en una tremenda sensación en su país natal, y amenaza por tomar por asalto el resto del mundo, algo parecido a lo que sucedió con los ingleses de The Darkness luego de la edición de su primer álbum. De hecho, más allá de las obvias diferencias musicales, la comparación con la banda de los hermanos Hawkins no está tan tirada de los pelos. Ambas son bandas que gustan de resucitar viejas glorias. Ambas son bandas que no se toman a si mismas demasiado en serio. Ambas son bandas que, más allá de tener un sospechoso olor a prefabricado, gustan y mucho. En fin, ambas son un supremo placer culpable.

jueves, mayo 25, 2006

La fábula de los cowboys del infierno y el patán de los flojos colmillos








Artista: Rebel Meets Rebel
Álbum: Rebel Meets Rebel
Calificación: Cuatro sillas y media

No soy una persona exactamente mística. Pero debe existir algún tipo de balance cósmico en la vida, ya que, después de tener que soportar el álbum zombi de los Red Hot, cayó en mis manos esta delicia llena de desmadre que es Rebel Meets Rebel.
Para los no iniciados, les cuento que este proyecto nació de las cabezas sureñas y fiesteras de Vinnie Paul y su hermanito menor, Dimebag Darrell, mientras aún estaban en Pantera. Vaya uno a saber bajo el influjo de que extraña poción tejana decidieron llamar como colaborador a David Allan Coe, un forajido del country tanto o más quemado del bocho que ellos mismos. Como último ingrediente, sumaron al eterno segundón Rex Brown, y el resultado es un álbum que destila Jack Daniels a chorros, hembras tetonas y fáciles, drogas, juego y cualquier otro pecado que quieran sumar a la lista.
Para los que fruncieron la naricita con gesto de asquete al momento de leer la palabra “country”, les advierto que Coe no tiene nada que ver con el bodrio que habita en el mainstream del género. El viejo es un auténtico exponente de la verdadera raíz del country: rebelde, quilombera y carcelaria. En fin, un tipo con una actitud auténtica que envidiarían muchos que se hacen llamar “heavys” (¿Alguien pensó en Lars Ulrich? ¡Yo si!).
Dicho esto, también hay que aclarar que los que busquen acá un álbum de Pantera no lo van a encontrar. En Rebel Meets Rebel las influencias son variadas y palpables, pero el resultado es algo completamente original y que resiste felizmente el etiquetamiento. Hay hard rock sucio y desprolijo, blues, los obvios efluvios country, la voz 100 % redneck de Coe, rock and roll de vieja escuela y baladas bluegrass, pero todo esta unido de una manera tan orgánica que el menjunje respira naturalidad. Y si bien este no es un álbum de heavy metal en lo que a estilo se refiere, si lo es desde el punto de vista de la ejecución: la guitarra de Dimebag cruje en los oídos, el gordo Vinnie es tan contundente como siempre y Rex…bueno…está ahí haciendo…eso…lo que hace siempre (no le pidan demasiado, pobre).
Pero lo que en realidad hace totalmente irresistible a este disco es la genuina sensación de pura jarana (creo que así se llamaba una obra de Doña Jovita, pero no importa) que transmite. En este sentido, Cowboys Do More Dope es el prototipo: tiene un ritmo infecciosisisisisisimo (como para bailar en bikini de brillitos, meneando el trasero) y un estribillo genial, donde el viejo Coe se pregunta si los cowboys tomarán más drogas que los rockeros. Cerquita le sigue Get Outta My Life, casi glam, en la cual hace una pequeña aparición vocal Hank Williams III, heredero de una ilustre y reventada familia de héroes del country, y también bajista de Superjoint Ritual, la banda hardcore-metal de Phil Anselmo (que debe haber puesto el grito en el cielo cuando se enteró de que Hank confraternizó con sus enemigos).
Y para los que se sintieron como huerfanitos después de la muerte de Dimebag, creo que este es el mejor tributo a su memoria. No solo porque aquí se lo puede admirar en todos sus registros (incluso hace sonar su guitarra como un violín en el tema que da titulo al disco, no tengo idea con que efectito lo hizo, pero les juro que cuando lo escuché, la mandíbula se me cayó hasta golpear contra el piso), sino también porque la mejor forma de celebrar a un sureño jodón como lo fue el gran Darrell es escuchando un álbum sureño y jodón como este. ¡¡Blacktooth Grin para todos!!

viernes, mayo 19, 2006

Despiértenme cuando termine








Artista: Red Hot Chili Peppers
Álbum: Stadium Arcadium
Calificación: Una silla y media

Ya sea porque los músicos usen sustancias sin control, porque los aceche un trauma infantil, porque se maten a piñas entre ellos, o porque tengan mala suerte con las minas, siempre es necesaria cierta dosis de tensión dentro de una banda para que el proceso compositivo de buenos frutos. Cuando eso se agota, el grupo en cuestión empieza a hacer cosas que pueden ser buenas desde el punto de vista de la mera ejecución, pero que también son irremediablemente inofensivas y sin sustancia. El equivalente musical del helado de leche que tanto les gusta a los Flanders.
Hace rato que los Red Hot Chili Peppers decidieron tomar esa triste senda. Yo todavía sigo sacudiendo mi cabeza al pensar como puede ser que una banda que supo sacar álbumes totalmente limados como Mother´s Milk o Blood Sugar Sex Magik, ahora haga música que tranquilamente le puede gustar a cualquier quinceañera que se lookea dos horas para ir a ver Miranda (no puedo evitar flashear al imaginar que si esas pendejas escucharan viejas deformidades pepperianas, como Sir Psycho Sexy o Nobody Weird Like Me, correrían a refugiarse detrás de sus peluches, temblando de puro terror).
Y encima, no contentos con haber encontrado su costado U2, ahora han decidido llenar con él no solo un CD, sino dos. He leído en un par de lugares que la idea detrás del álbum doble Stadium Arcadium era que cada fan pudiera elegir cierto número de las 28 canciones del disco para armar su “custom-made cd”. Pero yo sospecho que esa es solo una enorme excusa que los Peppers armaron luego de descubrir, en sucesivos experimentos de laboratorio, el poderosísimo efecto somnífero que Stadium Arcadium tenía sobre un grupo de cobayos.
Y no se puede sentir más que empatía por los pobres y tiernos animalitos, ya que la imagen más adecuada que se me viene a la mente para describir el disco es un viaje en auto por una ruta del sur, recta y rodeada de terreno amarillo y yermo, donde hay alguna que otra distracción accidental (algún perro muerto, una casa fantasma perdida en la lejanía, una pinchadura de neumático, una parada para ir al baño), pero en realidad nada lo suficientemente interesante como para sacarnos de la fastidiosa sensación de anestesia general.
Gracias a Dios, uno de los pilotos del viaje al menos pone lo mejor de si para mantenernos algo entretenidos. El salvador en cuestión es John Frusciante, que convierte a Hump De Bump en la canción mas chispeante del disco, le aporta groove setentoso a Readymade y, por un rato, nos trae de vuelta a los viejos Red Hot en Storm In A Teacup. Pero casi todo el resto es una masa amorfa de funk desganado, rock falto de vitaminas y baladas anémicas. Y, como cereza del amargo postre, un Anthony Kiedis que suena como si lo hubieran arrastrado al estudio y lo hubieran obligado a cantar a punta de pistola. Creo que nunca me he sentido más cerca de los cobayos como ahora.

domingo, mayo 14, 2006

La vida empieza a los 40








Artista: Pearl Jam
Álbum:
Pearl Jam
Calificación: Cuatro sillas


Tengo una durísima confesión que hacerles. Se que es difícil…pero el momento de decirlo ha llegado: nunca me gustó demasiado Pearl Jam (¡guau! ¡siento como si me hubiera sacado un peso de encima!). Bueno, en realidad Ten estuvo bueno y el video de Do The Evolution es uno de los mejores que he visto en mi vida, pero casi todo lo demás que hizo la banda (especialmente desde Vitalogy en adelante) siempre me pareció opaco, gris y un poquitín…en fin…embolante (al carajo con la elegancia).
Pero con el nuevo y autotitulado disco de Pearl Jam, debo decir que he visto la luz. Me he convertido en una enamorada totalmente cursi y adolescente. De hecho (y ante mi propia vergüenza) el otro día estuve a punto de tallar en un árbol del Parque Sarmiento el nombre de la banda encerrado en un corazoncito. Es que Pearl Jam es un disco tan honesto, tan vital, tan lleno de energía contagiosa, que cada vez que el CD empieza a girar y escucho esa maravilla que es Life Wasted me dan ganas de abrir la ventana y aullarle la letra al ocasional caminante que pase por la vereda (aguántenme un segundo que me seco la baba).
Y la principal razón es que los chicos de Pearl Jam dejaron de parecer viejos amargos para volver a abrazar a su adolescente interior. Si bien hay mucha desesperanza política encerrada en este álbum (“En medio de esta locura el pensamiento se adormece y se vuelve ingenuo. Hay mucho de lo que hablar y nada que decir” canta Eddie Vedder en World Wide Suicide), la banda la maneja de una manera tan explosiva, que no hay espacio para la depresión ni para los quejidos cobainicos. En vez de quedarse en casa y putear para nuestros adentros sobre lo mal que esta todo, Pearl Jam invita a salir, a caminar hasta la Casa Blanca y escupir toda la mala leche en la cara de imbécil del mismísimo Bush.
Pero el tinte de protesta nunca satura ni se vuelve panfletario, ya sea porque Eddie en el fondo nunca deja de ser un muchacho sensible y un poco romanticón (y deja caer Come Back, una balada dolorosa y de tinte blusero, de esas para escuchar con un vaso de alcohol en la mano), o porque sabe hacer un muy buen uso del inteligente truco de mirar a través de los ojos de otro. El mejor ejemplo de esto es Unemployable, donde mastica la bronca de un tipo recién despedido de su laburo, que golpea su casillero de metal con un puño que porta un anillo con la leyenda “Jesús salva”, mientras la banda ejercita sus músculos setentosos y muestra porque Neil Young los eligió de compañeros en Mirror Ball.
De todos modos, y a pesar de las estrellitas que me aparecen en las pupilas cuando hablo de este disco, la cosa no deja de tener cierto sabor a karma para mi, ya que Pearl Jam parece haberse desquitado de mi desinterés por ir a ver su show en Buenos Aires el año pasado grabando este álbum de la puta madre. Se que fui una nena mala y que no me lo merezco, pero por favor…¿podrían volver prontito? ¿Si? ¿Porfis?.

lunes, mayo 08, 2006

El anticlímax



Artista: Tool
Álbum: 10.000 Days
Calificación:
Dos sillas y media

Las cosas comenzaron a oler muy mal aun desde antes que 10.000 Days, el nuevo álbum de Tool, se editara. Nadie puede sentir buenas vibraciones cuando los reportes de prensa previos al lanzamiento publican una lista de temas con títulos tan ridículos como Jambi o Rosetta Stoned. Más allá de que la gente de Tool muchas veces encuentra un malsano placer en el hecho de poner en vergüenza a sus fans mintiéndoles sobre datos como esos, por alguna razón (intuición femenina, quizás) no me sorprendí cuando me enteré que la lista de temas definitiva era precisamente esa, la de los nombres estúpidos.
Y tenía razón en sospechar, porque nunca un álbum de Tool me ha dejado tan fría. Si hay algo por lo que Lateralus, el predecesor de 10.000 Days, es uno de los mejores discos de la historia es el hecho que transmite la impresión de haber sido cuidado en todos y cada uno de sus detalles: a las canciones no les falta ni les sobra nada, y cada uno de los músicos suena como si hubiera vendido cuerpo y alma a la composición y grabación de la obra. En cambio, la sensación que me produce la escucha del nuevo álbum es que los miembros de la banda se tomaron cuatro años y nueve meses para criar bonsáis y coleccionar sahumerios, y después se juntaron solo tres meses a grabar lo primero que saliera.
En vez de un álbum con universo propio, 10.000 Days parece una fotocopia pálida de su antecesor, algo así como Lateralus II: Una Colección de Lados B y Sobras. Ojo, que así como las sobras también pueden ser excelentes (como ya lo demostraron You Know You´re Right de Nirvana, y la pizza de anoche que desayuné esta mañana), acá también hay buenos temas. No se puede negar lo bonita que es Right In Two, armada sobre unos arpegios simplemente adorables; lo interesante que resulta el metal hindu-progresivo de Jambi (que título horrendo, por Dios); lo graciosa que es la colgadísima letra de Rosetta Stoned, a pesar de que la canción se dejó olvidada la melodía en algún lado y parece más una improvisación sin rumbo, y lo imponente que es el single Vicarious, con una de las mejores líricas que ha escrito Maynard James Keenan en su vida y con un final tremendo, en el que el batero Danny Carey (aun mi favorito de todos los tiempos) da la impresión de estar a punto de desmembrarse, mientras Maynard grita como solo él sabe…como si estuvieran por salírsele los pulmones, ¿vio?.
Pero, así y todo, esperar tanto tiempo (¡cinco años!) para tener solo cuatro o cinco canciones decentes no me parece justo. A pesar de que Tool no es precisamente una banda prolífica, con cada disco podíamos esperar la recompensa de un salto de calidad tremendo, madurez bien entendida y una afirmación de por qué era catalogada como una de las bandas más originales e innovadoras de los últimos tiempos. Pero ahora…estoy lisa y llanamente decepcionada. Creo que Maynard no tendría que haberse juntado tanto con Trent Reznor, cuyo apellido, como todos sabemos, es una expresión austrohúngara que significa “tipo que premió la paciencia de sus fans con esa abominación de álbum que fue With Teeth” (lo que son los idiomas..no?). Si…eso debe ser. ¿Como no me di cuenta antes?…¡la culpa de todo la tiene el baboso de Reznor!.¡¡¡MALDITO NINE INCH NAILS!!!

¿De que se trata todo esto?

Se que lo más probable es que este blog solo sea leído por mis amigos, conocidos y contactos de Messenger (seguramente por cansancio y después de que los harte mandándoles el link una y mil veces). Pero de todos modos, me gustaría declarar cuales son mis intenciones con esto. En principio, mis motivos eran puramente egoístas: quería tener un lugar para expresar mis opiniones sobre las novedades musicales que van cayendo en mis manos, pero de una forma completamente libre de ataduras (básicamente, diciendo lo que se me de la gana). Pero después tuve un segundo de altruismo y pensé que me gustaría que el blog también sirva como un pequeño y humilde consejo para ayudar al hipotético lector a decidir en que álbum gastar su dinero (o sus horas de internet para bajarlo), o si es mejor guardar la plata para unas cervezas o un taxi after-borrachera. Aviso que los discos que serán comentados aquí están dictados solo por mis gustos (o, en algunos casos, por mi curiosidad), que casi siempre caen dentro del terreno del heavy metal, hard rock y yerbas afines. Les sirva o no, espero que al menos pasen un buen rato leyéndolo y comentando a gusto. Las sugerencias están más que bienvenidas.

NOTA: Como corresponde al título de este blog, la calificación de los álbumes no se hará con estrellitas, sino con sillas, siendo una silla la calificación más baja y cinco sillas la calificación mas alta. ¿Capisce?