miércoles, marzo 14, 2007

Derrape

A ver, díganme, ¿cómo carajo hago para resumir la importancia de The Dark Side Of The Moon en una nota periodística? ¿cómo verbalizar la marejada de sentimientos altamente viscerales que me invaden cuando escucho este álbum? ¿como decir que es EL clásico sin decir la aborrecible palabra "clásico"? (y podría preguntar más, pero es bien al pedo) No sé, pero en una hora, sólo he podido escribir un puto y solitario párrafo que, básicamente, no dice nada. Lo único en lo que puedo pensar es esto:

All that you touch
All that you see
All that you taste
All you feel

All that you love
All that you hate
All you distrust
All you save

All that you give
All that you deal
All that you buy, beg, borrow or steal

All you create
All you destroy
All that you do
All that you say

All that you eat
Everyone you meet
All that you slight
Everyone you fight

All that is now
All that is gone
All that's to come
And everything under the sun is in tune
But the sun is eclipsed by the moon








(There's no dark side of the moon, really...matter of fact, it's all dark)

domingo, marzo 11, 2007

Dosis musical-¿literaria?

Esto es algo que escribí hace mucho tiempo, en plena época de enamoramiento con Kyuss. Como habrán adivinado a través de la lectura de cierto post anterior, el romance aún continúa asi que, como testamento a mi amor por esta banda, aquí va este pequeño cuelgue.

(Si quieren ambientar, en el videito podrán disfrutar a Kyuss haciendo Green Machine)




Aquellos cuatro tipos (Listen without distraction)

La noche se cerraba sobre mi cabeza. Mi maltratado pero confiable convertible verde dejaba atrás toneladas y toneladas de polvo, mientras digería kilómetros de desierto. Ya me había resignado a que mi cabello abandonara cualquier intento de orden para entregarse al viento frío. Las estrellas sobre mi cabeza se habían cuadruplicado mágicamente desde que había dejado atrás las luces de la ciudad. Miré el reloj. El generador estaba a punto de ponerse en marcha y no quería llegar tarde.
Luego de dejar atrás una curva amplia, comencé a tener las primeras percepciones de lo que vendría. Las hogueras salpicaban el valle allí abajo, actuando como reflejo de aquellas maravillosas estrellas salidas de la nada. Pude divisar grupos de personas, cual miríadas de insectos estáticos, expectantes. Y, por encima de todo, al fin, divisé a aquellos cuatro tipos. No se porqué, pero la boca del estomago comenzó a cosquillearme de inmediato. Aquellos cuatro tipos departían sobre el improvisado escenario, preparándose para el gran momento. Aunque no podía ver sus rostros, extrañamente podía sentir su emoción. Sabía que para ellos esto nunca terminaba de ser algo especial. Era un estilo de vida. El único.
Mi máquina verde detuvo su marcha y mis pies tocaron el suelo. No recuerdo bien porqué, pero estaba descalza, y la grava suave cosquilleó gentilmente en mis dedos, mientras la dulce bienvenida cannábica no tardaba en golpear las puertas de mi nariz. La gente ya había dejado de parecer insectos para volverse rostros (algunos me sonreían a modo de bienvenida, otros permanecían encerrados en su pequeña dimensión de humo). Y los cuatro tipos ya estaban, al parecer, listos. Como una ola cálida, me invadió ese vacío extraño que precede a todos los momentos trascendentales.
De repente, la guitarra, pequeña entre las manos de su enorme y pelirrojo portador, comenzó a destilar un fuzz espeso, intoxicante, tanto como la niebla que llenaba las cabezas presentes. La lava sonora de aquellos riffs pronto se dio la mano con el suave temblor que comencé a sentir justo a la altura del ombligo y que pronto adiviné proveniente del Rickenbaker esgrimido por otro personaje, de larguísima barba y pies tan descalzos como los míos. Cosiendo todo con certeras puntadas, el baterista de cabello enmarañado aporreaba tambores con una furia que, al mismo tiempo, era curiosamente calma. Pero aún faltaba el ingrediente más sublime de aquella pócima deliciosamente venenosa. Energías peligrosamente viscerales despertaron en mi cuerpo cuando la voz del frontman hizo acto de presencia en mis tímpanos. Su garganta exudaba voluptuosidad terrena y, al mismo tiempo, trance cósmico. Sexo y espíritu. Whisky y elixir.
Y fue entonces que las imágenes que se disparaban entre mis neuronas me hicieron caer en la cuenta de que no era justo llamar músicos a aquellos cuatro tipos. Ellos eran mucho más que eso: eran traductores. Todo aquel ambiente inigualable: el desierto inmenso, la noche aún más inmensa, el viento, los pequeños soles de las estrellas y las hogueras, la grava suave en el suelo y, sobre todo, el dulce efluvio cannábico, eran hilos dentro de la trama de cada canción, dentro del tejido de cada lírica. Y también por eso mismo, el extraño espectáculo del escenario en medio de la soledad más completa, del zumbido del generador en el silencio más profundo dejaban de repente de ser extraños. Porque se convertían en instrumentos para la interpretación de la más perfecta sinfonía al desierto, tan natural como las espinas de los árboles de Joshua. Fue entonces que, casi como se apaga un meteoro moribundo, mi mente suprimió cualquier cavilación lógica. Y me entregué entera a la práctica de aquel consejo que, cual prescripción médica, acompañaba al gastado casete que dormía en el stereo de mi máquina verde: listen withouth distraction.

jueves, marzo 01, 2007

Las tropas de la divisa punzó se preparan


Cuando, en el 2003, Metallica sacó el horrendo St. Anger, el colorado Mustaine se refregó las manos cual C. Montgomery Burns. Yo se (lo se, no pregunten por qué, solo crean en mi palabra irrefutable) que él estaba seguro de que el nuevo producto de los renacidos Megadeth (un cuasi proyecto solista, pero bue...) dejaría por los suelos a la obra de sus archienemigos. Y así fue: más allá de que no era tan dificil ningunear un álbum tan altamente detestable como St. Anger, The System Has Failed demostró que colorete había logrado lo que tanto quería...erigirse cual Zeus triunfante sobre los humeantes restos de la carrera de los que alguna vez le hicieron tanto, tanto mal. La venganza es dulce, y ahora, en el 2007, una nueva batalla está a punto de librarse. Metallica piensa editar un nuevo álbum en la segunda mitad del año y Megadeth, esta vez, va a primerear lanzando también un nuevo disco, United Abominations, el 15 de mayo. Y, por lo que se puede anticipar escuchando las dos canciones que ya están girando en la web, las cosas para Metallica se ven tan negras como la tapa del Black Album. Aquí les traigo, para que vayan saboreando, Gears Of War y Sleepwalker, dos recién nacidos vástagos del cerebro de Mustaine. Y, aunque están en version demo y, obviamente, les falta un poco de pulido, aún así suenan, simplemente, como-la-puta-madre. Metallica...suck on this!


Megadeth - Gears Of War



Megadeth - Sleepwalker