domingo, marzo 11, 2007

Dosis musical-¿literaria?

Esto es algo que escribí hace mucho tiempo, en plena época de enamoramiento con Kyuss. Como habrán adivinado a través de la lectura de cierto post anterior, el romance aún continúa asi que, como testamento a mi amor por esta banda, aquí va este pequeño cuelgue.

(Si quieren ambientar, en el videito podrán disfrutar a Kyuss haciendo Green Machine)




Aquellos cuatro tipos (Listen without distraction)

La noche se cerraba sobre mi cabeza. Mi maltratado pero confiable convertible verde dejaba atrás toneladas y toneladas de polvo, mientras digería kilómetros de desierto. Ya me había resignado a que mi cabello abandonara cualquier intento de orden para entregarse al viento frío. Las estrellas sobre mi cabeza se habían cuadruplicado mágicamente desde que había dejado atrás las luces de la ciudad. Miré el reloj. El generador estaba a punto de ponerse en marcha y no quería llegar tarde.
Luego de dejar atrás una curva amplia, comencé a tener las primeras percepciones de lo que vendría. Las hogueras salpicaban el valle allí abajo, actuando como reflejo de aquellas maravillosas estrellas salidas de la nada. Pude divisar grupos de personas, cual miríadas de insectos estáticos, expectantes. Y, por encima de todo, al fin, divisé a aquellos cuatro tipos. No se porqué, pero la boca del estomago comenzó a cosquillearme de inmediato. Aquellos cuatro tipos departían sobre el improvisado escenario, preparándose para el gran momento. Aunque no podía ver sus rostros, extrañamente podía sentir su emoción. Sabía que para ellos esto nunca terminaba de ser algo especial. Era un estilo de vida. El único.
Mi máquina verde detuvo su marcha y mis pies tocaron el suelo. No recuerdo bien porqué, pero estaba descalza, y la grava suave cosquilleó gentilmente en mis dedos, mientras la dulce bienvenida cannábica no tardaba en golpear las puertas de mi nariz. La gente ya había dejado de parecer insectos para volverse rostros (algunos me sonreían a modo de bienvenida, otros permanecían encerrados en su pequeña dimensión de humo). Y los cuatro tipos ya estaban, al parecer, listos. Como una ola cálida, me invadió ese vacío extraño que precede a todos los momentos trascendentales.
De repente, la guitarra, pequeña entre las manos de su enorme y pelirrojo portador, comenzó a destilar un fuzz espeso, intoxicante, tanto como la niebla que llenaba las cabezas presentes. La lava sonora de aquellos riffs pronto se dio la mano con el suave temblor que comencé a sentir justo a la altura del ombligo y que pronto adiviné proveniente del Rickenbaker esgrimido por otro personaje, de larguísima barba y pies tan descalzos como los míos. Cosiendo todo con certeras puntadas, el baterista de cabello enmarañado aporreaba tambores con una furia que, al mismo tiempo, era curiosamente calma. Pero aún faltaba el ingrediente más sublime de aquella pócima deliciosamente venenosa. Energías peligrosamente viscerales despertaron en mi cuerpo cuando la voz del frontman hizo acto de presencia en mis tímpanos. Su garganta exudaba voluptuosidad terrena y, al mismo tiempo, trance cósmico. Sexo y espíritu. Whisky y elixir.
Y fue entonces que las imágenes que se disparaban entre mis neuronas me hicieron caer en la cuenta de que no era justo llamar músicos a aquellos cuatro tipos. Ellos eran mucho más que eso: eran traductores. Todo aquel ambiente inigualable: el desierto inmenso, la noche aún más inmensa, el viento, los pequeños soles de las estrellas y las hogueras, la grava suave en el suelo y, sobre todo, el dulce efluvio cannábico, eran hilos dentro de la trama de cada canción, dentro del tejido de cada lírica. Y también por eso mismo, el extraño espectáculo del escenario en medio de la soledad más completa, del zumbido del generador en el silencio más profundo dejaban de repente de ser extraños. Porque se convertían en instrumentos para la interpretación de la más perfecta sinfonía al desierto, tan natural como las espinas de los árboles de Joshua. Fue entonces que, casi como se apaga un meteoro moribundo, mi mente suprimió cualquier cavilación lógica. Y me entregué entera a la práctica de aquel consejo que, cual prescripción médica, acompañaba al gastado casete que dormía en el stereo de mi máquina verde: listen withouth distraction.

12 comentarios:

Anónimo dijo...

tremendo. si consideras a esas bestias traductores de todo lo que rodeaba al desierto y a las generator parties, considerate vos tambien una traductora de aquella escena. no quiero caer en la cursileada de "si cerraba los ojos me imaginaba ahi". pero no encuentro otras palabras. es algo especial escribir inspirandose en esas bandas que te rompen la cabeza; me paso con sleep, hasta llegue a imaginar dopesmoker version pelicula, tenia personajes, escenario, dialogo y algunas cosas mas en la cabeza. un lime total, no?

pasate por mi pagina si te interesa, hay algunos escritos (tres, para ser mas precisos) q estan influenciados por musica y autores.

saludos y exitos.

Fender dijo...

Ya sabe que soy afecto a las historias con música. Me gustaron mucho las imágenes ("...otros permanecían encerrados en su pequeña dimensión de humo").

(Sólo tengo que criticarle a Kyuss el baterista, que no me termina de cerrar... Habrá quien guste de él, porque lo que no me cuadra es el uso de los platos, así que debe ser cuestión de gustos)

Vic dijo...

Gracias querida, es una gran satisfacción que guste...

besos

Anónimo dijo...

claro, a mi ni me pongas en los links. total, soy el hijo de la pavota yo...

Petra von Feuer dijo...

Bueno, muchas gracias a todos por los elogios, citando a Wayne y Garth "I'm not worthy! I'm not worthy!".
Y Cadorna, disculpe usted el olvido, ahora mismo lo agrego, no se me ofenda.

Federico Anzardi dijo...

jaja graciasss. de todos modos ni en pedo me ofendia.

Federico Anzardi dijo...

ah y muy bueno lo que posteaste, me hizo acordar a rock and roll y fiebre, de pappo jajaja

Anónimo dijo...

me olvide de la pagina, aca va:

www.fotolog.com/meteoro2028

Petra von Feuer dijo...

¿Rock and roll y fiebre? ¿De qué hablas, Willis?

Nicolás Igarzábal dijo...

aguante kyuss!! esos copiaron a la renga , viste? jajaj

Anónimo dijo...

boludeces mias nomas... lee la letra y en una de esas tambien la relacionas, como hice yo.

Petra von Feuer dijo...

Si, Igarzábal, fuentes del entorno de La Renga me contaron que la banda está a punto de iniciarle juicio a los ex miembros de Kyuss, arguyendo que Apothecaries Weight es un plagio de Anaximandro.

Ya entendí un poco, Cadorna. Yo me fui por las ramas, lo del Carpo es palo y a la bolsa, nada de retórica inútil