sábado, junio 24, 2006

Mesita de noticias

Amiguitos, denle la bienvenida a esta nueva sección de La Silla Enojada. Además de críticas limadas, ahora también van a poder encontrar aquí las últimas noticias sobre el mundo de la música pesada. ¡Enjoy!


¿No son un amor?
Luego de cinco años de espera, Slayer vuelve con una nueva dosis de ternura para todos. El pedacito de alegría se llamará Christ Illusion, llegará a este mundo el día 8 de agosto, y marca el regreso triunfal al cálido seno de Slayer de su baterista original, el rey del doble bombo, Dave Lombardo. El arte de tapa, realizado por Larry Carroll (quien ya trabajó con la banda para Reign In Blood, South Of Heaven y Seasons in The Abyss) muestra un Cristo mutilado, sumergido en un mar de sangre en el que flotan cabezas decapitadas…una dulzura total, ¿no? (si quieren chequear mas en detalle el dibujito en cuestión, pueden verlo aca). Los que estén interesados en escuchar Cult, la canción que será el single de Christ Illusion, pueden ingresar a la página oficial de Slayer (como la crítica pionera que soy, yo ya he decidido ponerle a la canción un rating de cuatro sillas).



Igor no more
Para todos los que pensaban que Sepultura dejó de existir luego de la partida de Max Cavalera, les cuento que ahora pueden sentirse aún más cerca de firmar la partida de defunción de la banda, ya que su baterista, Igor Cavalera, ha decidido también saltar del barco a medio hundir. En el anuncio, hecho público el 12 de junio, Igor afirma que “la formación actual del grupo no está más a la altura de mis expectativas tanto musicales como personales”(que es mas o menos la forma cortés de decir “mis compañeros son todos una manga de idiotas sin talento y me cansé que a nuestros discos les vaya como el carajo”). ¿Se vendrá ahora la reconciliación novelesca, con lágrimas y todo, entre Igor y Max?



¡La hora, referí!
Con el partido empatado 1 a 1 (esto es: con un álbum bastante bueno y otro medio aburridito), Audioslave ha decidido salir de atrás de la cancha a probar un nuevo contraataque. El 5 de septiembre es la fecha elegida para el lanzamiento del tercer álbum de los esclavos del audio, que estará titulado Revelations. En caso de que pregunten si hay que apostar a que la banda anota un poroto con el disco o no, les digo que el guitarrista Tom Morello (uno de los que se rapó para parecer sexy), definió al álbum como “una mezcla entre Led Zeppelin y Earth Wind And Fire”. Si muchos abrieron la boca y los ojos bien grandes, mientras decían “¡cualquiera!”, los entiendo. Yo de todas formas, hice más que eso: comencé a tirarme frenéticamente de los pelos, mientras corría en círculos y pensaba como carajo hago para contactar a Zack de la Rocha para que venga y arregle todo.



Un canto de esperanza
Que Lemmy todavía siga viviendo es todo un milagro de la naturaleza. Y encima no solo sigue vivo, sino que el viejo aún sigue sacando discos. Motörhead acaba de revelar que su nuevo álbum, Kiss Of Death, saldrá a la venta el día 29 de agosto. Lemmy ya estrenó una canción del nuevo disco, titulada Kingdom Of The Worm, durante una aparición en el programa de radio del ex Sex Pistols Steve Jones. Mientras tanto, el pasado 15 de junio, el abuelito subió al escenario con Metallica en Austria para patear traseros con una versión de Damage Case. Y encima, se dio el lujo de aparecer en un informe de la revista Maxim sobre las leyendas vivientes del sexo, algo que seguramente le dará muchas esperanzas a todos los viejos baqueteados, con el hígado muerto y con verrugas enormes en la cara. ¡Ustedes también pueden!

martes, junio 13, 2006

No se metan con el nono








Artista: Ministry
Álbum: Rio Grande Blood
Calificación: Tres sillas y media

Cuando cualquier espécimen del género humano se va poniendo viejo, comienza a darse cuenta (tarde) que ha desperdiciado sus años de juventud y que el tren lo dejó atrás hace un buen rato. Entonces, indefectiblemente, le agarra una especie de pelotudez desesperada. Las minas comienzan a vestirse como sus hijas y experimentan una tremenda y ridícula regresión a la edad adolescente (recurriendo incluso al bisturí, si el bolsillo lo permite). Los hombres, por su parte, se compran autos nuevos y comienzan a perseguir pendejas con babosidad patética.
Pero hay unos pocos que logran escapar al esquema, y uno de ellos parece ser Al Jourgensen, el dictador máximo de Ministry. A medida que se acerca a los 50, es como que se le van quemando feo los fusibles y, en vez de volverse un viejo verde y metrosexual, se ha vuelto un tipo temiblemente furioso, casi como el abuelo cuando no toma las pastillas.
Por segunda vez (la anterior había sido con Houses Of The Molé), el blanco de la cólera del veterano Al es otro viejo (pero para nada copado), el culo que calienta la silla del Despacho Oval, George Doblevé Arbusto. A los que no gusten de las bandas que hacen diatriba política, les aconsejo mantenerse lo más lejos posible de Rio Grande Blood, ya que el objetivo letrístico del álbum es convertirse en una especie de metralla verbal incansable, que dispara un insulto tras otro hacia la figura del jefe de estado yanqui y hacia todo lo que parezca sagrado al orgullo norteamericano.
Y el envoltorio musical es aún mas violento. Los Ministry drogados hasta las manos que escribieron discos alucinógenos y neblinosos como Filth Pig y Dark Side Of The Spoon ahora han decidido que no se puede atacar a Bush Jr. si no es con las mismísimas armas de destrucción masiva que tanto parece odiar. Y han dado a luz un álbum que seguramente (al menos según mi interpretación altamente autorizada) encierra en sus ritmos y ejecuciones instrumentales algunas metáforas de cómo les gustaría devolverle a Mr. Arbusto todo el desastre que ha desparramado por el mundo.
En Señor Peligro, por ejemplo, la brutalidad comienza en la apertura misma, con un ritmo thrash que, creo adivinar, imita los sonidos de repetidos puñetazos en el estómago de Georgie; mientras que el doble pedal en The Great Satan está diseñado para ser tocado directamente usando las nalgas del presi como tambores. Este no es un disco bonito ni fácil de escuchar, las guitarras suenan tan gentiles como un papel de lija, los samples agregan aún más leña al incendio (es genial la voz del milico limado en Gangreen) y la voz distorsionada del abuelo Al hasta casi llega a dar un poco de miedito. Pero todo esta tan magníficamente concebido en servicio de la ira que a uno no le queda más remedio que dejarse arrastrar por la catarsis. Si en el nuevo álbum de Pearl Jam el mensaje a Bush era un moderado “resistimos porque todavía estamos vivos”, con Rio Grande Blood Ministry más bien dice “al carajo con todo esto…me va a ser difícil matarte pero lo voy a hacer, aunque me vaya al infierno con vos”.
Y para los que digan que la jugada de Ministry es oportunista, voy a decirles que Houses Of The Molé (primera parte del ataque) data del 2004 y que, por lo tanto, salió en pleno momento de popularidad bushista (y antes incluso que otras protestas musicales al gobierno, como el American Idiot de Green Day). Es una pena que, hace poco, Al haya anunciado que, si bien ya está en preparación la tercera y última parte de esta especie de trilogía, ese álbum futuro va a ser el último de Ministry como banda. Que macana….justo cuando empezábamos a convencernos de que ponerse viejo también podía ser cool.

domingo, junio 04, 2006

Un hermoso Frankenstein







Artista: Wolfmother
Album: Wolfmother
Calificacion: Tres sillas

A través de mi amistad con ciertos encumbrados espías del alto mando alemán, hace unos meses tuve conocimiento de los oscuros planes que tramaban algunos elementos de la escena musical australiana. Al parecer, un pequeño grupo de inteligentes ex-músicos devenidos en científicos, ansiosos por un revival del “verdadero” rock (aquel de los gloriosos 70), inventaron una especie de máquina clonadora (no me pregunten como…es demasiado complicado de explicar y no estoy segura que lo entiendan) con el fin de dar a luz una banda heredera de los héroes setenteros que volviera a poner a Australia en el mapa.
El primer intento fue bastante desastroso. No se sabe bien si los científicos pifiaron en algo, o si uno de los donantes de células era un careta encubierto que quiso sabotear el proyecto, pero la primera banda en salir de la máquina fue Jet. Más allá de poner un hit en las pantallas de MTV (del cual, gracias a Dios, no recuerdo el nombre) y a pesar de su uso indiscriminado de remeritas de AC/DC, los jóvenes clones no pudieron ocultar su fachada artificial, y fueron rápida y silenciosamente eliminados de la faz de la Tierra.
Pero los alocados hombres de ciencia aprendieron de su error y, luego de un arduo y controlado proceso, lograron crear a Wolfmother. Y, así como adoro las hamburguesas de McDonalds aunque esté totalmente consciente de que están hechas de plástico, el autotitulado álbum de los mesías musicales australianos es un deleite total, más allá del pequeño regusto a producto industrial.
Sin duda los padres de la criatura no dejaron a ninguna leyenda de los 70 afuera de la licuadora de genes, y la mezcla resultó tan descuidada y enquilombada como encantadora. El donante número 1, Tony Iommi, presta los riffs mastodónticos de Black Sabbath en Colossal, que al mismo tiempo tiene una letra deliciosamente mística-cursi bien a lo Yes (o a lo Spinal Tap, ustedes decidan). Además, Woman está escrita y cantada directamente desde la mente de Robert Plant, hay varias apariciones del viejo y querido órgano Hammond, y hasta la flauta traversa marca registrada de Jethro Tull se hace presente en Witchcraft. Los tipos definitivamente no dejaron ni un solo vinilo afuera del chequeo.
Y para que el disco no sonara como una porción de torta de casamiento rancia guardada como recuerdo, los clonadores les dieron libertad a los juveniles miembros de Wolfmother para que agregaran algo de sus influencias más retro-modernas. Así, Apple Tree tiene bastante del estilo espástico de los White Stripes, y todo el disco respira el suficiente aire a stoner rock como para sonar fresco (casi como cuando rescatamos una prenda adolescente de nuestro placard y la usamos diciéndole a nuestros amiguitos que es “vintage”, no “vieja”).
Y, más alla del éxito musical, parece que los científicos ex-músicos están a punto de ser condecorados como héroes nacionales de Australia, ya que Wolfmother ha logrado convertirse en una tremenda sensación en su país natal, y amenaza por tomar por asalto el resto del mundo, algo parecido a lo que sucedió con los ingleses de The Darkness luego de la edición de su primer álbum. De hecho, más allá de las obvias diferencias musicales, la comparación con la banda de los hermanos Hawkins no está tan tirada de los pelos. Ambas son bandas que gustan de resucitar viejas glorias. Ambas son bandas que no se toman a si mismas demasiado en serio. Ambas son bandas que, más allá de tener un sospechoso olor a prefabricado, gustan y mucho. En fin, ambas son un supremo placer culpable.